Te
quiero de madrugada, cuando la noche y el trigo hablan de amor a la
sombras en el lugar de los olivos; cuando se callan las voces y las
flores esperan en los balcones dormidos; te quiero siempre: Te querré
constante y sumiso, antes que llegue tu recuerdo delgado y lírico, hecho
solamente voz para decirte en un grito: ¡Te quiero! igual que te quiero
siempre!
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