27 junio 2013

PODRÍA SER EL AMOR. *






Esta noche escuchando la canción que cae de los árboles. 
Esta noche que la luna esta conmigo y es testigo de los paseos noctámbulos
que pintas los versos que se dibujan y se escriben cuando se baila con la lluvia, escuchando el suave sonido que resbala por las rendijas, y se puede tocar y abrazar e inventar un lugar en cada estrella, dibujar de color la luz y hacer más dulce lo real  e inventar lo irreverente de la libertad.

Podría ser el amor la palabra sin voz que despacito te despierta a media luz, podría ser el pensamiento latente que inquieta los amaneceres, o el misterio que sientes y se escucha lejano en esa simple y dulce manera  que tiene el alma ante la voz tierna que dice la verdad.

Podría esta noche estar en el silencio y decirle al sol que lo siento, al rio que va cuesta abajo detrás del horizonte, a la luna que se mueve coqueta, al aire que se toca discreto, a las palabras que se escriben ligeras cerrando los parpados con el brillo húmedo de los ojos, con el latido único de la sangre, respirando su presencia, su aire, su aliento, haciendo de la voz un murmullo que siempre se escucha.

Podría ser que tu nombre esté surcando el cielo y de repente despierte sin abrir los ojos.
Podría ser que exista en ti el amor, respirando sin ritmo y sin rima, escribiendo sin prisa y sin pausa.

Podría ser que exista, yo que solo sé de cielos claros, de luces ardientes, de lunas vagabundas, de vientos suaves, de alas y letras de amor que viven en mi y se escribe sin voz.

Podría ser que exista la inquietud, podría ser que nunca toque la luna, pero se que existe el amor y simplemente nunca dejará de ser el sentimiento más bello que existe en el Universo.

13 junio 2013

NO HACE FALTA DECIR. *





Fue aquella noche, noche de hojas suaves, 
palpitante de aromas y de astros inquietos, 
sentados en la obscuridad, abrazados a la luna, 
iluminados por las estrellas y delicadas brisas
de aire besando nuestros serenos párpados. 
Fue aquella noche cuando las palabras 
se juntaron, cuando descubrimos el deseo 
indómito de fundirnos en esas miradas sin decir 
palabra. 
Cuando se oculto la luna y las estrellas se quedaron 
hablando de noche, soñando a la luz de la palabra, 
eternizando el tiempo en tinta y papel, trasmitiendo 
la paz en los corazones abiertos, escuchando el silencio 
cálido de los reprimidos suspiros, la cálida luz 
de la voz susurrante de las miradas ocultas, del cariño 
impregnado de tu fragancia. 
No hace falta decir nada cuando nuestras miradas 
se cruzan como un eco repitiendo sin voz. 
Tu mirada y la mía, un beso que enciende la vida, 
mirando tus labios dormidos en el sueño que se oculta 
entre paños de algodón azul. 
Silencio que se adueña de las palabras y solo hablan 
nuestras miradas. 
Porque al mirar que nos miramos nace la magia 
en nuevos sueños, sin ventanas por donde se escapen 
nuestras miradas. 
No hace falta deshojar las flores que nacen en tus manos,
solo deja que caigan rendidas, que su aroma nos embriague, que las sonrisas inunden las almas ingenuas, que las miradas se adueñen de nuestras palabras, fundido el corazón, robándole al silencio ecos amorosos llenos de suspiros.