13 junio 2013

NO HACE FALTA DECIR. *





Fue aquella noche, noche de hojas suaves, 
palpitante de aromas y de astros inquietos, 
sentados en la obscuridad, abrazados a la luna, 
iluminados por las estrellas y delicadas brisas
de aire besando nuestros serenos párpados. 
Fue aquella noche cuando las palabras 
se juntaron, cuando descubrimos el deseo 
indómito de fundirnos en esas miradas sin decir 
palabra. 
Cuando se oculto la luna y las estrellas se quedaron 
hablando de noche, soñando a la luz de la palabra, 
eternizando el tiempo en tinta y papel, trasmitiendo 
la paz en los corazones abiertos, escuchando el silencio 
cálido de los reprimidos suspiros, la cálida luz 
de la voz susurrante de las miradas ocultas, del cariño 
impregnado de tu fragancia. 
No hace falta decir nada cuando nuestras miradas 
se cruzan como un eco repitiendo sin voz. 
Tu mirada y la mía, un beso que enciende la vida, 
mirando tus labios dormidos en el sueño que se oculta 
entre paños de algodón azul. 
Silencio que se adueña de las palabras y solo hablan 
nuestras miradas. 
Porque al mirar que nos miramos nace la magia 
en nuevos sueños, sin ventanas por donde se escapen 
nuestras miradas. 
No hace falta deshojar las flores que nacen en tus manos,
solo deja que caigan rendidas, que su aroma nos embriague, que las sonrisas inunden las almas ingenuas, que las miradas se adueñen de nuestras palabras, fundido el corazón, robándole al silencio ecos amorosos llenos de suspiros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mucha sensibllidad se requiere para inspirarse aún más para plasmarlo