¡Te quiero! igual que te quiero siempre, en el mismo lugar
donde nació mí alma al sonido de tu voz.
Donde los silencios se rompen con los latidos del corazón.
Donde la poesía se hizo amor y donde podía pintar caricias
en mis labios con el color de tu voz; escribiendo letras
bajo la callada paz de tu mirada, entre mil besos y abrazos
y pensamientos aprisionados bajo tu almohada, escondidos
en un riconcito, cantando con tu voz en mis labios y nuestros
cuarpos temblando de dicha.
y pensamientos aprisionados bajo tu almohada, escondidos
en un riconcito, cantando con tu voz en mis labios y nuestros
cuarpos temblando de dicha.
¡Te quiero! igual que te quiero siempre, donde tus manos y tu piel
se desvanecen abrazadas a mí mente, donde las más hermosas palabras
te podía decir extrañando tu ausencia; quedando eternamente vivas
se desvanecen abrazadas a mí mente, donde las más hermosas palabras
te podía decir extrañando tu ausencia; quedando eternamente vivas
en mágicos murmullos, silencios desfallecidos, caricias
y sutiles versos de amor.
Escuchando voces que estremecen y cautivan, escondiéndose
Escuchando voces que estremecen y cautivan, escondiéndose
tras sueños encantados al mirarte, y al imaginar besarte.
Mágico el deslizar los dedos y entrelazar nuestras almas,
refugiados donde los enamorados se declaran su amor eterno,
con suspiros y entrega que delira en los recuerdos, pasando
la línea de tu encanto con solo pensarte.
¡Te quiero! igual que te quiero siempre con todos mis sentidos
generando latidos de emoción, endulzando mi alma y mi corazón.
Te quiero de madrugada, cuando la noche y el trigo hablan
a la luz del amor, en el jardín de los deseos.
Cuando se callan las voces y las flores esperan en los balcones
dormidos.
dormidos.
Te quiero siempre, te querré constante, sumiso y tierno;
antes que llegue tu recuerdo delgado y fugaz, hecho solamente voz,
para decirte en un grito: ¡Te quiero! igual que te quiero siempre.